El ábside de Sta Mª Micaela ha iluminado con su "Lux" un concierto mágico. Arropando a un grupo de coristas, que sin mayor pretensión que la de disfrutar de la música, han dado, con su expresión vocal, otro significado más a la interpretación 'amateur' en un concierto memorable.
Concierto que partía de un reconocido trabajo personal donde no sólo el tiempo ha sido el mayor 'hándicap', pues la complejidad de la obra, sus variaciones, contrapuntos, armonía, expresividad y un sinfín de canons, elevaban un peldaño más la difícil labor de dar vida propia a una gran obra, desconocida para el neófito, pero no por ello carente de una enorme belleza.
Personas que en sus múltiples labores, ponen todo su empeño y emotividad para transportar al espectador a un paraje musical lleno de color y singular tonalidad, siendo un regalo para sus oídos. De ahí el enorme valor que le doy y el disfrute personal que me proporciona, pues vivirlo desde dentro y obtener de lo sencillo y cotidiano un resultado así, provoca en mí una sensación que me resulta difícil de expresar.
Por ello, no hay mejor prueba de mis palabras que ponerse a merced de este fantástico coro, dejarse llevar con todos los sentidos y comprobar que la música no sólo se puede interpretar vocalmente, sino que también se puede cantar con el corazón.
Gracias de nuevo compañeros por compartir conmigo y hacer posible esta mágica experiencia.
Y a su precursora, por mantener siempre tan viva la llama de esa "Lux" que nos ilumina en esta andadura musical.
Por ello, no hay mejor prueba de mis palabras que ponerse a merced de este fantástico coro, dejarse llevar con todos los sentidos y comprobar que la música no sólo se puede interpretar vocalmente, sino que también se puede cantar con el corazón.
Gracias de nuevo compañeros por compartir conmigo y hacer posible esta mágica experiencia.
Y a su precursora, por mantener siempre tan viva la llama de esa "Lux" que nos ilumina en esta andadura musical.
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